¿Android para jugar?

Entendemos el género del videojuego como un movimiento ocioso, del que una persona consume a través de ellos una manera de aprendizaje, diversión y entretenimiento. La tecnología, que en muchos casos ya se sabe que avanza a pasos de una magnitud casi imposible de medir, adquiere la capacidad hoy día de aunar en un mismo dispositivo algo más que una llamada, una fotografía o un mensaje en Facebook.

 Me resulta difícil recordar cuáles fueron los primeros juegos que probé en el SO de Google. Quizás, cuando ya adquirí mi terminal, ya brillaba con luz propia un juego llamado Angry Birds. Sí, ese cuya mecánica y gráficos extremadamente sencillos no tiene nada que envidiar en ingresos desde su pistoletazo de salida hasta hoy a juegos como Call Of Duty: Modern Warfare 3 (cuyas cifras lo consolidaban como el más vendido de la historia con 6.000 millones de dólares y aún subiendo).

Es entonces cuando el mundo del videojuego se empieza a plantear diferentes preguntas. Entre ellas quizás las más espeluznante y de la que pocos quieren hablar. Tratándose de una situación social en la que las personas cada vez pasan menos tiempo en casa, en el ordenador (de sobremesa) y cuyo valor añadido de la tecnología es sin duda su movilidad, ¿afectará esto al sector gamer en cuanto a que la gente cada vez tiene menos tiempo para pasar delante de su televisor gastando horas en disfrutar conscientemente de una obra artística que dura más de cincuenta horas? La respuesta es tan rotunda como visible. Sí. Obvio que afectan estas circunstancias en cambio continuo y del que muchos no han sabido adaptarse y se han quedado en el camino.

Pero no todo es «muerte y destrucción». Por lo menos, por ahí no iba ese planteamiento. Los poseedores de plataformas inamovibles como Xbox y PS, si además son adquisidores de alguna tableta potente o un smartphone decente, sabrán que las diferencias son mucho más que notables. Al fin y al cabo se trata de un tema incomparable a pesar de dirigirse a target muy similares. Y es que, muchos nos erizamos al ver que OUYA, esa videoconsola con corazón de Android y Nvidia Tegra, capaz de mover cualquiera de los mejores juegos de dicha plataforma, alcanzaba el doble de lo que pedía en su recaudación a través de crowdfunding. Era una evidencia que Android estaba penetrando en el mundo de los videojuegos como lo hacía el planteamiento de juego indie que ha calado y cala tan bien entre los consumidores. Además de que cualquier persona con algo de imaginación, un equipo con cierto conocimiento y un pequeño respaldo económico son capaces de crear obras que hoy día se encuentran en la cima de Metacritic (archiconocida web de rankings de productos audiovisuales). Así, llegan títulos que poca gente desconoce ya, como Cut the rope, Fuit Ninja o Where´s my Water?, que superan las 10.000 descargas únicas y unos ingresos que no sólo se basan en la adquisición del propio como tal, sino también basados en marchandising o en narrativa transmedia  a través de spin-off, precuelas y secuelas.

 Empezamos a notar ya las similitudes con el sector tradicional del videojuego como lo conocemos. Aun así, las diferencias son más que palpables.

  La rentabilidad del formato físico (aunque hoy día ya también digital) de juegos que tienen décadas de desarrollo y que fascinan por su capacidad de transportar a un mundo paralelo, tal como lo hace el visionado de una gran película de cine, es algo que hasta la fecha no se ha podido conseguir en las pequeñas plataformas. Aunque es un sector en auge, no se basa principalmente en el entretenimiento. Y es que, estamos de acuerdo que no es lo mismo jugar en el metro de Madrid o en una clase universitaria poco más que aburrida e incluso en una sala de espera de un médico para matar los nervios y el tiempo a partes iguales, que sentarse plácidamente en el sofá de tu casa, pulsar ON, agarrar el joystick como si fueses lo único que hagas y dejarte llevar a otro mundo.

 Eso, es algo que, a día de hoy, las plataformas Android e iOs no han conseguido. O por lo menos eso parece. ¿Qué opináis vosotros?


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